DIOS SE HACE NIÑO EN MI TIERRA Y A MI LADO

    Yo estaba participando del oratorio , como todos los días lo hago con los diferentes grupos, voy feliz porque ver a Dios en tantos rostros inocentes y receptivos no cuesta trabajo, es muy gratificante.
    Estamos en el momento de la acción de gracias a Jesús y sin más, con toda la naturalidad del mundo, con una cara de paz y madurez dice una niña: "Gracias Jesús porque simpre estás conmigo, por que me compañas".         
    Estas palabras serían muy normales si no fuese porque las pronunció una niña de cuatro años que padece una terrible enfermedad que le impide jugar, tocar el agua, comer alimentos sólidos y muchas más cosas que, para nosotros, pasan inadvertidas porque entran dentro de la normalidas. Yo me quedé sin capacidad de reacción, solo las lágrimas me asaltaban y no podía contenerlas. En un momento una niña, desde su sencillez, desde su pequeñez, desde su serenidad, desde la madurez que imprime el dolor, dio la vuelta a mi vida, no pude parar en todo el día de sentirme emocionada y arvergonzada a la vez. Había que ver la serenidad de su cara y la paz de sus palabras. Consiguió sin saberlo remover mi interior, hacer que realizase un examen de conciencia profundo, que me sintiese dichosa, agraciada, querida y me dio el gran regalo de la pesencia viva y real del Jesús presente, solidario que ama a los más débiles. Me dejó sin palabras la fortaleza de esta niña, pero sobre todo su fe. Ayer descubrí que esas palabras de Jesús " la fe mueve montañas" son verdaderas. Porque ¿ qué es más dificil, mover una montaña o hacer que una persona a la que cuando vemos decimos: "pobrecita", se sienta feliz, o al menos acompañada por la presencia de todo un Dios y esto le haga sentirse serena?, yo creo que es más complicado lo segundo.
   Desde aquí quiero decirte, gracias, gracias por todo lo que ayer me diste, algún día te lo podré decir personalmente, espero, me gustaría mucho. De momento tengo la alegría de poder cada día visitarte en tu clase, contemplarte y volver a ver a ese Jesús que se ha encarnado en tí y que tanta ternura me produce.
  Desde ayer somos muchos los que nos hemos unido para rezar por tí y pedimos a Dios, que se cure tu enfermedad y tenemos la confianza de que si no es así, el no te va a dejar nunca, seguirá siempre a tu lado y tú seguirás dándonos su presencia en esa sonrisa que siempre muestra tu carita y nosotros también estaremos contigo.
     R.S.

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