MEMORIA 1er ORATORIO DE NIÑOS 2º PRIMARIA 11-04-2011

Ya estaba nerviosa antes de empezar, cual un examen, había olvidado lo estudiado.
Fui a recogerlos a su clase. La algarabía era notoria, pero tras la selección de niños del nº 1 al nº 12, ellos se señalaron y acudieron a la puerta.
No sabían dónde iban y eso me gustó.
-¡Muy movidos!, dijo Diana.
      Y con la incógnita del ¡¿dónde vamos?! Los tuve hasta la capilla. Por el camino intenté romper el hielo. Algunos me conocían, otros no. Les pregunté a qué olía por el camino. Y ellos contestaron: - ¡a rosas!, - ¡a azahar!, ¡a primavera!. David dijo: ¿has visto ésa rosa?, ¡es preciosa!. Y en ese justo momento, me quise acercar a ellos. Ya me gustaban.
Les advertí que mantuvieran silencio porque el lugar a donde íbamos era muy especial. Estaban ansiosos, pero se portaron bien.
Al llegar al vestíbulo de la capilla nos recibió Raquel. –Los conoce a todos,  me dije. (¡qué bien!). Me sentí aliviada.
    -¡Aquí no hay prisas!, ¡no hay reloj!, ¡no hay mentiras!, les dijo Raquel.
    -¡Qué nerviosos, Señor!
    -¡Coged un saco!, les volvió a decir. –¡porque aquí vamos a meter todo lo que nos agobia, los nervios, las mentiras, las envidias, los gritos!
Y sorprendentemente todos la imitaban con gestos, llenando sus sacos imaginarios de malas actitudes y atándolos después, para no dejarles entrada hacia nuestro encuentro con Jesús.
Les enseñó a saludar al Señor al entrar, y a sentarse ordenadamente. Luego pasamos Isabel y yo. Y en ese momento me sentí feliz de pisar de nuevo la capilla. Y volví a mirarlos.
La ayuda de Raquel fue imprescindible, y todo comenzó rodar. Entonces se me olvidó lo nerviosos que estaban porque vi a Jesús en sus caras. Los niños más nerviosos se calmaban y los tranquilos se emocionaban.
Yo no paraba de sudar. Quería agradarles. Pero más aún, que salieran ilusionados de su encuentro con Jesús.
Participaban en todo, y aunque algunos movían sus piernas sin parar, estoy segura de que a ninguno pasó por alto la presencia de Jesús.
A veces, contaban cosas que no venían a cuento. Lo que me da pensar que quieren expresarse, que nos quieren contar.
Cuando nos despedimos de Jesús, lo hicieron de manera ordenada.
Creo que les ha gustado. Que haberlos “pillado” con la guardia bajada, los ha hecho ser más ellos.
Mi compañera Isabel, es estupenda. Se nota su trabajo con los niños. Es cariñosa y está muy pendiente de ellos.
Doy gracias a Dios, por permitirme acercarme a él, a través del colegio, los niños y mis compañeros de oración.
“Yo tengo una cajita, en lo más profundo de mi corazón. Ahora está abierta. En ella voy metiendo…..”

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